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Viajar con el paladar: cómo transportar el vino.

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¿Cuántas veces hemos escuchado que de Despeñaperros “parriba” el fino no sabe igual? ¿O que el Albariño lejos de Galicia es otra cosa? Aparte de las denominaciones de origen, hay vinos que están íntimamente ligados al lugar del que proceden, ya que consumirlos en su tierra, hace redonda la experiencia.

 

Sin embargo nos gusta viajar. Y parte del viaje es volver a casa con botellas de vinos especiales, que hayamos probado o se hayan quedado pendientes. Vinos que alarguen el recuerdo de ese destino que hemos visitado.

 

Lo más lógico es comprar vinos que no podamos conseguir con facilidad donde vivimos, ya sea porque no existan, se trate de una añada muy concreta, de escasa producción o fabricados por bodegas muy pequeñas.

 

Pero no siempre traemos el vino de otro lugar. Hay veces que nos lo llevamos con nosotros allí donde vamos. Si viajamos lejos de nuestro hogar, de vacaciones por ejemplo al campo o a la playa a poblaciones con menos oferta,  nos puede apetecer seguir sintiéndonos como en casa y disfrutar de nuestros vinos y bebidas favoritas. Para ello podemos llevarlos con nosotros, y es igual de importante que viajen seguras.

 

Por eso es fundamental tener claras unas breves nociones de cómo transportarlos.

 

Las botellas están hechas de cristal, son muy frágiles, pero no es lo único.

 

El vino en sí mismo es muy sensible al calor: debe viajar a salvo de grandes cambios de temperatura y de temperaturas extremas.

 

Le perjudican las vibraciones y la luz: por eso se recomienda que viajen acolchadas y no expuestas a la luz directa.

 

Se aconseja que viajen siempre en posición vertical.

 

Y algo que no debemos olvidar: al llegar a nuestro destino, es muy conveniente dejar reposar las botellas un par de días antes de su consumo y en vinos muy añejos y delicados este plazo puede llegar a 2 semanas. No olvidemos que el vino es un organismo vivo y sufre “jet-lag”, sobre todo si es un desplazamiento de muchos Kilómetros.

 

Además, hay vinos más sensibles al transporte que otros, como suelen ser los vinos más viejos y algunos blancos y espumosos delicados.

 

Por todos estos motivos, es importante preservar cada botella cuidadosamente.

 

Lo mismo sucede si compramos nuestro vino por internet, es importante asegurarse sea en una tienda de confianza que cuide el transporte y tenga muy en cuenta todas estas necesidades.

 

En el caso de viajes en avión o cualquier otro medio, es muy importante verificar las condiciones de transporte de la compañía con la que viajemos. Sobre todo sus normativas respecto a transporte de líquidos y sus cantidades permitidas.

 

Los métodos más tradicionales siempre han sido envolver las botellas en papel de burbujas e incluso en cajas de poliespan, para que vayan bien protegidas. También es un clásico colocar la botella entre la ropa de la maleta, para que vaya acolchada y protegida…

 

Hoy en día, han surgido otros métodos más modernos y sin duda más efectivos, como el Wineskin (Link: http://www.santacecilia.es/productos/accesorios-vino/bolsa-wineskin.html) Básicamente son fundas individuales, acolchadas y acondicionadas para preservar cada botella.

 

Lo que no tenemos tan claro es que estas fundas puedan ser consideradas equipaje de mano. Una lástima. ¿Quién tiene miedo a volar con una copa de buen vino a mano?

 

Fuente foto: elproximoviaje.com

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