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Cómo conservar el vino

En tiempos de cambio climático los amantes del vino nos planteamos siempre la misma pregunta: ¿tenemos nuestras botellas bien conservadas?  Es con el calor y con los cambios extremos de temperatura cuando el vino sufre más y por eso es muy importante que conozcamos cuáles son las condiciones óptimas de conservación para no poner en riesgo esas botellas que atesoramos.  No hay nada más triste que abrir una de nuestras preciadas joyas y encontrarnos que se ha estropeado por nuestro descuido.

Empezamos por enumerar los “must” que debe cumplir el sitio que elijamos para guardar nuestro vino:

1.-Un lugar limpio y bien ventilado protegido de la humedad y de olores fuertes, cuidará nuestros corchos y garantizará un buen envejecimiento. La humedad ideal para mantener el corcho y nuestros vinos en buenas condiciones es de 70-80%.

2.-Un lugar protegido de la luz y de los cambios bruscos de temperatura para evitar evolución y oxidación de nuestros vinos. Una temperatura estable de unos 10º-12ª y sin oscilaciones bruscas entre verano e invierno es lo ideal.

Si disponemos de un lugar así, podremos crear nuestra propia bodega con botelleros de materiales sin tratamientos: metal, piedra o incluso las propias cajas de madera de los vinos nos pueden servir siempre que estén bien tratadas y no exista humedad para evitar el riesgo de podredumbres. La propia caja tiene además la ventaja de que si nos gusta invertir los grandes vinos se revalorizan cuando son conservados en su caja original.

Si no disponemos de un lugar así ¡es mejor no intentarlo!

Y como no nos gusta darnos por vencidos, recuerda que existe la posibilidad de comprar una buena vinoteca para guardarlos. Las vinotecas recrean la temperatura y humedad deseadas y las hay de distintos tamaños por lo que son una solución excelente para mantener nuestros vinos correctamente en apartamentos y casas particulares.

Y ahora que ya tenemos el sitio adecuado viene la segunda gran decisión: ¿los guardamos de pie o tumbados?  Los jóvenes de pie y los mayores sentados, como en el autobús.

Aquellos vinos que queramos envejecer es mejor tumbarlos y moverlos lo menos posible.  Mantendremos así el corcho hidratado evitando rezumes y filtraciones de aire y de paso mantendremos los posos alejados del corcho.

Existen dos excepciones: Los vinos generosos que al estar fortificados pueden erosionar el corcho y los cavas/champagnes que los preferimos conservar de pie para evitar aromas a corcho y mantener el carbónico activo.

Y después de haber tomado todas estas precauciones una última reflexión: si todo esto es importante también lo es y mucho donde hemos adquirido nuestra botella y como ha llegado hasta nosotros.  Las tiendas físicas u online donde lo adquirimos deben seguir estas mismas pautas de conservación, comprar directamente a los productores y no adquirir vinos de los que no se sabe su procedencia, conservarlos en almacenes y tiendas correctamente climatizadas, en botelleros adecuados y cuidar los servicios de transporte con los que colaboran para garantizar que cuiden del vino. Este trabajo del intermediario es fundamental y a veces ni lo pensamos, ni lo exigimos, ni lo valoramos.

Una etiqueta puede ser la misma, pero una botella jamás es igual a otra.  Si amas el vino, ¡tenlo en cuenta!

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