Lo primero que nos viene a la cabeza es que está elaborado a partir de uvas blancas. Y bueno, sí y no. Aunque eso es lo normal, un blanco también puede crearse a partir de uvas negras, ya que en el proceso, a diferencia del de los tintos, la piel de la uva no juega ningún papel y no aporta color al mosto. La verdadera diferencia está en su fermentación.
La fermentación de esta variedad de vino transcurre íntegramente sobre el jugo limpio. Primero se despalilla la uva, se prensa y así se obtiene el mosto. Luego, éste se separa de todos los sólidos en suspensión para iniciar la fermentación.
La transformación del mosto en vino, del azúcar en etanol, ocurre ahora en modernos depósitos de acero inoxidable. Éstos resultan perfectos para poder llevar un estricto control de la temperatura durante el proceso, que suele rondar los 16º. A temperaturas más altas, comienzan a perderse los aromas primarios que definen y diferencian a nuestro vino.
En ocasiones, para conseguir un vino con más volumen y una mayor sedosidad, la fermentación puede desarrollarse en barricas de roble. También puede dejarse un tiempo en barrica el vino ya terminado. De esta forma, conseguimos que el blanco despierte aromas y sensaciones que sólo pueden conseguirse tras una crianza en madera.
Y si su elaboración es diferente, la forma de disfrutarlo no lo es menos. El vino blanco no tiene su propia copa por capricho. No, no…está todo pensado. Son más pequeñas y con una abertura más estrecha porque este vino no necesita airearse tanto como el tinto para encontrar sus aromas. La copa grande tampoco es buena porque facilita que se caliente más rápido, debido principalmente a que ofrecen una mayor superficie de contacto con el aire. Una copa pequeña nos ayudará a conservar la temperatura ideal de consumo.
Aunque en nuestro país se elaboran cada año más completos y mejores vinos blancos, destacando los blancos gallegos de la Rías Baixas y los de denominación de origen de Rueda, el espectro es cada día más amplio. Estas son algunas de las variedades más destacadas.
Sauvignon Blanc
Originario de Francia, es un vino seco, con cuerpo, refrescante y con un fuerte aroma que nos evoca en ocasiones a los frutos de la pasión, los cítricos o, incluso, los espárragos.
Chardonnay
Son la base del champán y se encuentran entre los más populares del mundo. Son frescos, jugosos y duraderos. Con sabores y aromas muy asociados a la manzana.
Pinot Blanc
Un vino casi gemelo al Chardonnay en lo que se refiere a sabor. Tiene cuerpo, es elegante y mejora notablemente su calidad con una buena maduración.
Chenin Blanc
Proviene del Valle del Loira y está elaborado con una de las variedades de uva más versátiles del mercado. Recorre un amplio espectro, desde lo seco hasta lo dulce, en función de la época del año en que sea cosechado. Es uno de los más intensos y ácidos.
Verdejo.
Cultivada tradicionalmente en la región del Duero, esta variedad de uva se ha extendido ahora por muchas zonas de la península. Sus vinos son estructurados, suaves, sabrosos y con un retrogusto amargo persistente. Su color puede variar desde un amarillo verdoso hasta un tono pajizo. Son de aroma intenso, afrutados y con con profundos matices harbáceos.
Albariño.
Estos blancos son vinos secos y de aromas punzantes. Florales y afrutados. Tienen un regusto muy fino y prolongado. Su color es un amarillo pajizo brillante, con irisaciones doradas y verdes. En boca son frescos, suaves y armoniosos.
Godello.
Esta es la variedad de uva blanca con mayor potencial arómatico de la península ibérica. Mantiene una excelente relación alcohol-acidez y una capacidad de envejecimiento de más de 10 años. Sus vinos tienen un perfil aromático complejo y disperso, distinguiéndose habitualmente los aromas rústicos, a fruta blanca con toques herbáceos y una ligera fragancia floral. De color amarillo verdoso, en boca son potentes, intensos y frescos.
Moscatel.
De nariz muy aromática, estos vinos se caracterizan por su inconfundible aroma de uva fresca, una particularidad propia de esta variedad que los hace inconfundibles. Son dulces y perfumados.
Gewurztraminer
Este vino se elabora a partir de una selección especialmente aromática de una vieja cepa conocida desde siempre en Alsacia: el Traminer Rosa. Es de un color amarillo intenso con destellos dorados, con aromas ricos y exuberantes y un bouquet potente y complejo con una fuerte presencia de frutas exóticas, flores, cítricos y especias. Es un vino robusto, fresco y bien estructurado.
Riesling.
Los aromas de este vino son tan variados como los diferentes lugares donde se cultiva la variedad de uva que les da nombre. Pueden ser ahumados, minerales, florales o ligeramente especiados. Frecuentemente nos recuerdan a manzana verde, membrillo y cítricos. Son de color amarillo paja con reflejos verdosos. El color del Riesling es amarillo El color del Riesling es amarillo paja con reflejos verdosos.
Pero, como decimos, estos son sólo algunos tipos de blanco. Hay muchos, muchos más. Todos con sus características particulares que los distinguen en mayor o menor medida del resto. Si quieres probar algunos y sacar tus propias conclusiones, en Bodega Santa cecilia celebramos, durante todo el mes de julio, la Feria del Vino Blanco. Ven y descúbrelos por ti mismo.