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Este año, conmemorando el V aniversario de la muerte de El Bosco, el Museo del Prado organiza una gran exposición, con las 8 obras que podemos ver normalmente en nuestro país y muchas otras traídas de todo el mundo.
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Entre todas ellas, destaca el jardín de las Delicias, que tenemos la suerte poder ver siempre en El Prado y que como tienda gourmet es para nosotros un titulo imprescindible.
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Quizá sea este uno de los cuadros más fascinantes de la historia del arte, repleto de fantasía y de referencias mitológicas, simbólicas, eróticas, fábulas, poesía… Una especie de radiografía del imaginario humano en un instante determinado, en el que confluyen y afloran todos nuestros recuerdos, nuestros pecados, nuestras referencias pasadas y fantasías futuras. Un cuadro vivo, que evoluciona con nosotros y que permuta cada vez que nuestros ojos atónitos se clavan en el lienzo. Entre otras cosas porque es difícil que nuestros ojos reparen siempre en los mismos detalles.
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En este sentido, y siguiendo su titulo encontramos un vínculo entre esta obra de arte y otras mas mundanas, como es un buen licor o un destilado de altura, porque algunos de ellos no se pueden olvidar cuando se prueban. Los licores datan de la antigüedad donde eran elaborados por alquimistas casi siempre tenían un origen medicinal o digestivo y cuando son de calidad nos provocan como el arte ese tipo de estímulos que continúan evolucionando en nuestra cabeza, a saltos entre nuestros cinco sentidos: de la cabeza al paladar, de la imaginación a la memoria, de la paleta a la copa.
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Al ser este un cuadro tan diferente, transgresor e iconoclasta, vamos a recomendaros 3 sugerencias únicas y deliciosas, para poder degustarlo.
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En la parte izquierda está representado el paraíso, en el que vemos a Adán y Eva con Dios Padre. Este lugar eterno y deseado, merece algo a su altura, como este Henessy Paradise 40º, un cognac compuesto por mas de 100 eaux de vie añejados de las mejores regiones de Cognac. Haciendo honor a su nombre, posee un bouquet de explosión de aromas de especias y pimienta suavizados por fragantes aromas florales. Perfectamente armonioso en boca, es suave, de gran cuerpo y un largo final. Su fuerza y fineza, además de su delicado sabor, le entregan un equilibrio perfecto.
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La parte central muestra el mundo real, un paraíso engañoso, que incluso tiene continuidad con la parte del verdadero paraíso. Para celebrar la alegría de la vida, antes de ser arrastrados hasta la oscuridad, proponemos un buen excelente whisky como el muy terrenal Macallan 30 años que nos dará un punto optimista y nos conectará sin duda con la turba y la tierra que encierran en sus aromas.
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En la parte derecha, está representado el Infierno. Probemos a sumergirnos en todos sus mensajes con una copa de Amaro Averna, un licor que se obtiene por una mezcla de hierbas, raíces y cortezas cítricas maceradas en alcohol puro al que se añade caramelo natural. El sabor es cálido y agradable, pero tras esa apariencia dulce aparecen los amargos que son la parte central de su verdadera alma. Un aperitivo ideal para acompañarnos en esta parte del cuadro y dejar que sus propiedades nos abran el apetito.
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Esperamos que con estas delicias podáis disfrutar si cabe aun más de la obra maestra de El Bosco y de su exposición que seguro nos abrirá a nuevas sensaciones, pincelada a pincelada. Recordad: hasta el 11 de septiembre, en el Museo del Prado.
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Fuente foto: museodel prado