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Pocas bebidas están tan unidas a un momento de consumo como el cava o el champagne, que prácticamente son sinónimo de brindis o celebración. Sin embargo, su consumo es extraordinario en otros muchos momentos, como el postre o el aperitivo y por supuesto acompañando a una comida.
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Un buen espumoso es un verdadero regalo. Es casi un ritual: el momento de servir su contenido en la copa aflautada o incluso en esa copa de tulipa, con cuerpo alto y boca estrecha, nos ayuda a liberar nuestros cinco sentidos. Nuestro gusto, vista, olfato… flotan entre sus burbujas, despertándonos infinitas sensaciones transmitidas a través de su color, transparencia, brillo, matices de frutas, flores, hierbas o su cremosidad, cuerpo y suavidad.
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Hay muchas clasificaciones y preferencias distintas respecto entre el cava y champagne.
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El champagne es un vino blanco espumoso de segunda fermentación, producido en la región de Champagne, zona delimitada de Francia. Las uvas utilizadas para elaborar vinos de Champagne poseen unas características únicas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo, dada su particular geografía, terreno y clima propios de la región delimitada Champagne. Curiosamente, está elaborado con un alto porcentaje de uva tinta, la pinot noir, que es la más abundante, además de la chardonnay y la pinot meunier.
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Aunque existían vinos con burbujas desde antes, fue a finales del siglo XVII cuando el monje Dom Perignon introdujo importantes cambios, como la selección de la uva, el corcho cónico sujeto con una grapa metálica y las botellas de vidrio más grueso. A pesar de los muchos esfuerzos del monje, el origen de las burbujas continuó siendo un misterio hasta que Pasteur estudiase su fermentación, ya en pleno siglo XIX. Contrariamente a algunas opiniones, los vinos de Champagne de calidad premium y que han tenido una elaboración especial, soportan excepcionalmente bien los períodos de envejecimiento.
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El cava, sin embargo, surge algo más tarde, concretamente a finales del siglo XIX, en Cataluña, cuando Josep Raventós elabora un vino espumoso al estilo del champagne. Pero pese a las similitudes, las diferencias se ven desde el principio. Se utilizan tres variedades autóctonas, -xarelo, parellada y macabeo, que le aportan una personalidad mediterránea única. Hoy en día, algunos cavas se elaboran exclusivamente con chardonnay y pinotnoir, y si no fuera porque crecen en el mediterráneo catalán, se parecerían más a un champagne que a un cava.
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Estos vinos se disfrutan mejor cuando se beben fríos, pero no helados. Si está demasiado frio, no se podrá apreciar la complejidad de los aromas y los sabores. Contra más joven más frio debe de servirse (8º). Los vinos más maduros o de añada son perfectos cuando se sirven a 10º.
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Tanto el cava como el champagne, los dos son deliciosos y más en estas fechas tan propicias. Para celebrar estas Navidades y que las disfrutéis con todas esas personas especiales que os rodean, os hacemos 3 recomendaciones de cava y otras 3 de champagne:
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JUVE CAMPS BLANC DE NOIRS 2011
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De un bello color dorado, con tenues recuerdos rojizos que nos evocan su noble origen varietal. Su aroma es sorprendente en un cava.Sobre las clásicas notas de frutas blancas y de hueso, aparecen inusuales aromas de cerezas. Todo ello rodeado de un fondo de miel, pan tostado y cítricos. En boca nos ofrece una estructura y una frutosidad admirables, impregnando el paladar de una fran cremosidad. Untuoso, fresco, intenso y persistente, este cava nos invita a disfrutar de una riqueza de sensaciones extraordinarias.
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GRAMONA IMPERIAL BRUT 2010
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Color amarillo pajizo con reflejos oro nuevo. En nariz presenta un sutil perfume de manzana, galletas, especies, flores; de su íntimo contacto con la levadura, aparecen aromas a frutos maduros con fondos tostados y frutos secos. En boca es sabroso y estructurado. Graso, con la burbuja muy bien integrada; acidez perfecta. Gran sensación de frescura con notas finales de levadura y mantequilla. Se puede combinar con un gran numero de alimentos: pescados, pastas, arroces y carnes ligeras.
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JAUME CODORNIU BRUT ESTUCHADO.
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Color dorado pálido con tenues reflejos rosáceos, propios del Pinot Noir. Destacan sus aromas intensos y complejos: melocotón, grosella, melón, frutas maduras y aromas de crianza que recuerdan a los frutos secos, el pan tostado, la miel e incluso las levaduras, que se revelan en boca con intensidad. Destaca su cremosidad, elegancia y persistencia en boca.
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RUINART BLANC DE BLANCS
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Amarillo dorado pálido con reflejos verdoso. Limpio y brillante, con burbuja fina y numerosa. Elegante visual en su conjunto. Compleja nariz, con presencia de frutos secos, maderas, mantequilla y pastelería en primer lugar. Le siguen los cítricos, el mango y la piña. Cierran la fase matices florales y anisados. En boca es delicado, fresco, gozoso. La burbuja rompe rápido y nos deja deleitarnos con esa equilibrada acidez y esos evidentes tostados. Agradable postgusto, de media persistencia.
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CORDON ROUGE BRUT
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Color amarillo dorado, aromas de limón y pomelo, frutas carnosas como el melocotón, albaricoques y manzanas ácidas, notas de vainilla, boca equilibrado y persistente. Extraordinario para disfrutar en cualquier momento, especialmente antes de las comidas.
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MARIE STUART CUVEE DE LA REINE BRUT
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Es un champagne único, sorprendente, con la misma pasión que su homónima María Estuardo. Una mezcla de lo más original, que revela la finura y aromas florales inesperados. En definitiva, se trata de un magnífico champán para acompañar las mejores ocasiones.
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Fuente foto: embelezia.com