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Para nosotros es muy fácil. Cogemos el abrebotellas, lo metemos, giramos un poco y, casi sin tirar, ya tenemos la botella abierta, el vino casi mojando nuestros labios, miles de esencias empapando nuestro olfato y paladar. Pero, hasta llegar a ese punto han sido necesarios muchos pasos, empezando por recoger la uva.
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¿Cómo se realiza esta parte del proceso que pese a fiestas y celebraciones, casi pasa inadvertida?
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Existen dos maneras principales de vendimiar:
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El método manual es el más habitual, tanto en España como en el resto del mundo. Es mucho más cuidado y selectivo que cualquier otro. Sobre todo, imprescindible para elaborar vinos de alta calidad, en los que se selecciona los racimos uno a uno, eligiendo cuidadosamente la materia prima idónea para la elaboración. Este método es especialmente útil cuando nos enfrentamos a cosechas con un grado de maduración irregular, aunque en todos los casos, el coste es mayor, ya que necesitamos mayor número de personas para efectuar la recogida.
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El método de recogida mecánica, requiere que las vides hayan sido plantadas en espaldera, siempre con calles entre las filas de vides, para permitir a las máquinas moverse con libertad entre ellas. Su recogida nos recuerda al vareo de las aceitunas. Las máquinas agitan cada sarmiento, sacuden las ramas, haciendo caer las uvas que estén en el punto adecuado. De forma automática, son recogidos por unas cestas y almacenados en el remolque de las máquinas. Es menos especializada, pero mucho más económica, ya que no requiere tanto personal.
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Además del método de recogida, lo más trascendente es el tipo de uva que vayamos a recolectar. Sobre todo porque no todas las uvas maduran de la misma manera. Las uvas blancas suelen alcanzar su grado óptimo antes que las tintas. Ni tampoco todas las parcelas maduran a la vez, dependiendo de su orientación.
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Existen varias claves añadidas para asegurar una vendimia de garantías.
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Es necesario no recolectar en las horas de mayor calor del día, ya que el grano comienza su fermentación antes de tiempo, por eso la vendimia nocturna es un plus sobre todo en zonas muy cálidas. Así mismo, no se debe recolectar en condiciones húmedas: lluvia, rocío, escarcha… ya que perjudica mucho la calidad final. Además, la acumulación de racimos debe hacerse de forma cuidada, impidiendo que se aplasten y pierdan muchas de sus propiedades. Esto se consigue con la utilización por los más cuidadosos bodegueros de pequeñas cajas, donde se acumula la cantidad de uva justa.
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Las uvas son pura Naturaleza, por lo que el terreno y el clima, afecta muchísimo a la vendimia. La latitud o la evolución de las temperaturas, la cantidad de lluvia caída… afecta de forma crucial.
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La fecha de comienzo de la vendimia vendrá marcada por nuestro objetivo: qué tipo de vino queremos conseguir. En el momento en que la uva alcanza el grado de acidez y de azúcar óptimo, y por lo tanto de alcohol, será el que decidamos recogerla.
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Ya hemos recolectado toda la uva y con esto, hemos dado el primer paso. ¿O deberíamos llamarlo sorbo?
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Fuente foto: cuartopoder.es