Miguel es el actual Presidente y Consejero Delegado de Bodegas Torres. La cuarta generación de un negocio familiar reconocido y admirado en todo el mundo y que, día a día, lleva la cultura del vino cada vez más lejos.
-Bodegas Torres es la marca vinícola más admirada del mundo, según la revista británica Drinks International, ¿qué significa para su bodega esta distinción?
-Es un excelente reconocimiento al esfuerzo de todo el equipo, desde los que trabajan en las viñas hasta nuestro equipo comercial, pero hay que seguir trabajando e intentar mejorar cada día para continuar sorprendiendo a los consumidores.
-A pesar de su larga tradición, Bodegas Torres también está constantemente innovando. Para mantenerse en la cresta de la ola, ¿cree usted que es necesario lanzar al mercado productos nuevos y/o embarcarse en nuevos proyectos en otras zonas? ¿Cuántas marcas tiene actualmente su bodega?
-Nuestro objetivo es convertirnos en los especialistas del vino español, con presencia en las principales regiones vinícolas españolas, pero manteniendo nuestra tradición centenaria como empresa familiar, autofinanciada e independiente. Eso quiere decir que tenemos que hacer las cosas paso a paso, hay que consolidar los proyectos antes de embarcarse en uno nuevo. Acabamos de adquirir una bodega en Rueda, donde ya elaboramos nuestro Verdeo. También lanzamos el año pasado nuestro albariño Pazo das Bruxas bajo la DO Rías Baixas y también la gama de vinos ecológicos del Penedès Habitat. La marca Torres es una declaración de calidad: no sacamos vinos en base a tendencias a corto plazo sino que nuestro interés es mantener una relación con nuestros consumidores a largo plazo. En estos momentos, tenemos más de 50 marcas en el mercado.
-Natureo es un vino casi sin alcohol (sólo con 0,5 grados), ¿por qué han apostado por este sector y que aceptación está teniendo este producto en nuestro país?
-Natureo nace para dar respuesta a aquellas personas, por el motivo que sea, no pueden o no quieren consumir alcohol, pero que no quieren renunciar al placer de tomar una copa de vino o al aspecto más social del vino. Este vino desalcoholizado está teniendo buena aceptación, sobre todo en los países nórdicos. En España, el aval del Dr. Dexeus nos ha ayudado mucho para dar a conocer el producto, especialmente entre las mujeres embarazadas o personas que no pueden tomar alcohol. Somos conscientes de que es un mercado aún pequeño, pero hay mucho camino que recorrer. Y creemos que Natureo tiene el potencial para liderarlo.
-Usted ha estado siempre muy interesado en una viticultura respetuosa con el medio ambiente, ¿Cree que está afectando el cambio climático a las vides?
-Las vides son plantas extremadamente sensibles a los cambios de temperatura. Hemos sido testigos del aumento de 1 grado centígrado de la temperatura media del Penedès en los últimos 40 años, lo que ha provocado que la vendimia sea ahora, aproximadamente y según los años, diez días antes que hace dos décadas. Este aumento de temperatura afecta directamente al proceso de maduración de la uva. Por eso nos tenemos que adaptar: estamos cambiando la manera de cultivar nuestros viñedos con el fin de retrasar la maduración de la uva. Pero si se cumplen las predicciones de los expertos, que dicen que la temperatura subirá 4-5 grados hasta 2100, las consecuencias serán desastrosas para la viticultura tal como la entendemos hoy.
-Bodegas Torres exporta sus productos a más de 150 países, ¿hay algún lugar que se les resiste?
-Siempre queda algún mercado, pero ahora ya son más pequeños que grandes. Los inicios en muchos lugares son complicados, pero hay que ser perseverantes y no tirar la toalla si vemos que no hay beneficios inmediatos. El mundo del vino no es cortoplacista. En China, por ejemplo, llegamos en 1997 y durante años estuvimos perdiendo dinero, pero decidimos aguantar y ahora somos la tercera empresa importadora de vinos más importante de China. En Brasil y en la India nos está sucediendo algo parecido: tenemos pérdidas importantes en estos momentos, pero confiamos que en los próximos años llegaremos al break-even.
-¿Cree usted que se han resentido en estos últimos años por temas ajenos al consumo sus ventas en Madrid?
-Nosotros nos dedicamos a hacer vino y a difundir esta maravillosa cultura por todo el mundo. Trabajamos y nos esforzamos cada día para estar a la altura de las expectativas de aquéllos que confían en nosotros cuando eligen un vino. Afortunadamente la gente sabe valorar un buen vino y basa su decisión en las garantías de calidad y confianza que le da el productor. En Madrid, nuestras ventas continúan creciendo a buen ritmo, quizás también porque apoyamos las iniciativas locales de importancia, como por ejemplo las candidaturas de Madrid a los Juegos Olímpicos.
-El Centro de Visitas Torres recibe cada año a más de 120.000 personas, ¿qué aporta el enoturismo a su Bodega?
-Es la mejor manera de acercar la cultura del vino a aquellas personas que nos visitan y enamorarlos con el producto. Les contamos cómo elaboramos los vinos siguiendo la tradición familiar, recorren las viñas y visitan las instalaciones. Incluso les proponemos viajar en el tiempo y acabamos siempre con una cata. Es una experiencia que suele gustar mucho y con la que buscamos contagiar a los visitantes de nuestra pasión y amor por la tierra y la viña. De hecho, ha sido merecedora en dos ocasiones del premio turístico que concede la famosa revista Drinks International como la experiencia más innovadora en enoturismo.
-Como empresa familiar que es, ¿cuál es el consejo empresarial que heredó de sus padres y que ha transmitido a sus hijos?
-Como decía mi padre, las claves del éxito de cualquier empresa vitivinícola pasan por hacer buen vino, hablar inglés y coger el avión. Un consejo que mi generación y la de mis hijos, seguimos a rajatabla. Hemos optado por focalizarnos en productos más premium, anteponiendo la calidad a la cantidad. En lo que se refiere a los idiomas, todos hablamos perfectamente inglés y también otros idiomas. Y en cuanto a viajar, lo hacemos de manera frecuente todos los miembros de la familia, visitando los mercados donde ya estamos implantados y los que pueden llegar a ser importantes en el futuro. A lo largo de mi trayectoria profesional, he visitado más de 50 países y sigo viajando por todo el mundo dos meses cada año.
-Los jóvenes españoles consumen muy poco vino, cada vez menos, a pesar de que España es un país de gran tradición vinícola y uno de los mayores productores, ¿qué está pasando? ¿Cómo se puede cambiar esa tendencia?
-Antes la gente solía tomarse una copa de vino durante las comidas, pero ahora el estilo de vida es distinto y los hábitos de consumo han cambiado; ahora se bebe menos vino, pero de mejor calidad. Además competimos también con otras bebidas como las cervezas y los refrescos. En cambio, en otros países como Estados Unidos, el Reino Unido o los países nórdicos, la tendencia es la contraria: son países en los que tradicionalmente se bebía cerveza y ahora está incrementando el consumo de vino de manera importante.
Para mí, es muy importante transmitir a las nuevas generaciones que el vino no es ni sofisticado ni pretencioso, sino una bebida indisoluble de la cultura mediterránea. Disfrutar del vino, siempre con moderación, forma parte de la esencia de nuestra historia colectiva y tiene además beneficios para la salud, ya que disminuye los riesgos cardiovasculares y protege contra el Alzheimer por ejemplo.
-¿Qué vino le ha impresionado más en su vida y que vino tiene aún pendiente de probar?
-Un Mouton Rotschild de 1895: simplemente impresionante. Y el vino que todavía tengo pendiente de probar es el Cava super primium que mi hija Mireia está elaborando y que saldrá al mercado en 2016/2017. También un vino de nuestros viñedos experimentales en el Prepirineo, a 950 metros de altitud, que empezaremos a comercializar muy probablemente en 2 o 3 años.